Caminando lentamente hasta llegar

viernes, 17 de septiembre de 2010



A mi nieto

Salvador es un muñeco
tan bello como una flor,
su carita sonrosada
domina mi corazón.

Sus ojos son dos luceros
relucientes como el sol
y su cuerpo tan suave
como copos de algodón.

Brillantes como una estrella
que desde el cielo bajó,
para poner en mi vida
alegría e ilusión.


Mª Carmen 28-12-2004