A mi nieto
Salvador es un muñeco
tan bello como una flor,
su carita sonrosada
domina mi corazón.
Sus ojos son dos luceros
relucientes como el sol
y su cuerpo tan suave
como copos de algodón.
Brillantes como una estrella
que desde el cielo bajó,
para poner en mi vida
alegría e ilusión.
Mª Carmen 28-12-2004