Caminando lentamente hasta llegar

domingo, 1 de agosto de 2010

Sentimientos.

Quisiera volar, volar al infinito donde reine la paz y las penas no existan.
Donde la sonrisa impere sobre todo.
Allí, en la inmensa eternidad, caminar cogida de la mano de quien me espera.
Pensión compensatoria

Mi padre y mi madre se separaron unos años antes que yo.
Mi madre se quedó con la casa y los garajes.
Mi padre debe pasarle todos los meses a mi madre una pensión compensatoria.
Mi madre se sacó el carnet de conducir.
Mi madre se compró un coche nuevo.
En la puerta del frigorífico de mi madre hay un montón de imanes que se ha traído como recuerdo de sus viajes.
Mi madre tiene el salón lleno de portarretratos con fotos suyas: en Atenas, en San Petersburgo, en Malta, en Varsovia …
Mi madre ha estado en sitios cuyos nombres ni recuerda.
La especialidad de mi madre son los cruceros por el Mediterráneo.
Mi madre presume de todas las amigas que se ha echado.
Mi madre ha conocido a un señor viudo que la trata como a una reina (dicho por ella).
Mi madre ve a sus nietos una vez cada dos meses.
Más o menos lo mismo que a mí.
Mi madre escucha por las noches música clásica.
Deutsche Grammophon.
En la colección de discos de vinilo que hizo mi padre.
(De Genealogías, en prensa)

Del Blog de Chema Cumbreño 18-julio-2010


Pensión compensatoria (Mª Carmen González Casares)


Mi madre ha trabajado siempre de ama de casa que consiste en negarse a si misma para dedicarse con abnegación a mi padre, a la casa y en especial a proteger a sus hijos (nosotros).
Mi padre y nosotros pensamos que ser ama de casa significa realmente no trabajar porque no aporta un jornal.
Mi madre considera que ha trabajado con empeño y en silencio lo suyo, enfrentándose a la vida aun con desventajas y el viento en contra; sin reclamar, sin una medalla, premios o un diploma que diga lo que vale y lo que ha logrado.
Mi padre trabajaba fuera de casa, amplió estudios, aportaba un sueldo, tenía vacaciones y pensaba que mi madre era débil y tenía miedo a enfrentarse a la vida, al no recibir ingreso económico por su diaria actividad, ni vacaciones, ni aportes jubilatorios, beneficios y menos aún, un sueldo.
Mi madre no se cuestiona lo que podría haber ganado si hubiera cobrado por su trabajo de ama de casa, que ha consistido en:
*Financiera: Manejando complicados presupuestos; manejando las finanzas de la casa con diligencia.
*Tributaria: Manejando el pago de impuestos
*Psicóloga y Terapeuta: Tenía que entender y dar solución a nosotros, sus hijos, a mi padre, su esposo…a la familia entera
*Enfermera: Curando, cuidando, observando con su ojo clínico y atendiendo las 24 horas a los llorones y engreídos enfermos.
*Nutricionista: Siempre tratando de darnos la mejor alimentación posible a los todos y con un presupuesto ajustado.
*Supervisora: Cuidando todo y a todos.
*Operadora logística: Todos los insumos, inventarios, ítems, jabones, lapiceros, ropa, cubre camas, etc. de cosas, debían ser cuidadosamente
controladas para que no falte nada, para que no sobre nada y no gastar de más.
*Profesora: Ayudar con los deberes escolares.
*Arbitro y Conciliadora: Cuando los hermanos nos peleábamos, unía, castigaba y ponía disciplina. *Consejera: Cuando alguien necesitaba amor, necesitaba una palabra de aliento o no sabía que hacer ella estaba ahí.
*Cocinera: Desayuno, almuerzo, cena, bebida, dulces, postres, antojitos… todo muy rico porque sino los ingratos se quejan y ni las gracias le damos.
Mi madre ansiosa, nerviosa, estresada, con tantos sentimientos encontrados sin que nadie la escuche ni la comprenda, porque es solo: “AMA DE CASA Y NADA MAS” ha recurrido a terapia psicológica y ha aprendido a valorarse y tomar decisiones.
Mi padre y mi madre se han separado, han tasado sus bienes y los han repartido.
Mi madre se quedó con el piso y mi padre con la casa de campo.
Mi padre se ha comprado otra vivienda más, tiene buena jubilación.
Mi madre ha heredado de su madre y ha comprado garajes.
Mi padre pasa una pensión compensatoria a mi madre. Ella no tiene derecho a jubilación por ser ama de casa, ni edad para trabajar.
Mi madre ha tomado las riendas de su vida no tiene miedo ni necesita a nadie para tomar decisiones. Le gusta viajar, leer, la música, los conciertos, el cine, salir con sus amiga/os… sabe levantarse cuando cae.
Mi padre también sigue haciendo su vida.
Mi madre ríe, llora, sufre, goza, ama, perdona. Tiene mucha resistencia y toda la paciencia del mundo ante la rebeldía, la insolencia, la adversidad y la ingratitud muchas veces de sus hijos.
Desgraciado el que se convierte en censor severo de cualquier defecto de sus progenitores S. Pellico.